miércoles, 26 de enero de 2011

1º PARÉNTESIS: PABLO MORO EN CLAMORES

Es como si las notas musicales hicieran una suerte de paréntesis en el tiempo, una suspensión, otro lugar aquí mismo, un siempre en el jamás.
Sí, eso es, un siempre en el jamás
(Muriel Barbery, La elegancia del erizo)



En estas palabras he encontrado la mejor definición de lo que para mí es un concierto. Un paréntesis, otro lugar aquí mismo, un siempre en el jamás.
No es un libro sobre música, ni siquiera ese parrafito en concreto se refiere en realidad a la música (si lo habéis leído ya lo sabréis, sino leedlo) pero ¡eso es! A veces las palabras precisas están escondidas donde menos te lo imaginas, esperando ser descubiertas.

Estas palabras en concreto a mí me han encantado, aunque el libro hubiera sido un rollo (que no lo es para nada, es muy recomendable de hecho) hubiera valido la pena leerlo sólo por encontrar ese parrafito.

Tengo dos paréntesis que contaros, pero “como dijo Jack el destripador (y Estopa también) vamos por partes”.




1º PARÉNTESIS: PABLO MORO EN CLAMORES

El lunes Pablo Moro venía a Madrid y yo, que tenía muchas ganas de escuchar tantas y tantas canciones suyas en directo, no podía faltar. No podía faltar aunque fuera lunes, aunque al día siguiente hubiera que madrugar, aunque se empeñen en ponernos exámenes (apunte: estoy convencida de que en mi universidad ponen los exámenes mirando el calendario de conciertos de Madrid. Ahí, un día después de cada concierto importante, un examen)…

Por si ya ir al concierto no fuera poco regalo, las entradas (2 entradas) también fueron eso, un regalo (si ya lo decía mi horóscopo en el que no creo: época afortunada. Rosas. Lo de rosas no sé todavía a que venía. No sé si es que alguien dijo en la redacción “pásame el subrayador rosa” y el que estaba escribiendo los horóscopos de ese día dijo “pues eso, rosa mismamente”… no sé). A lo que iba, que desde Al Caer el Sol (Víctor Alfaro) me regalaron dos entradas para el concierto. A mí nunca me habían tocado unas entradas y ¡oye! me hizo muchísima ilusión, así que nuevamente GRACIAS!.
Pues eso, que sin empezar el concierto ya tenía dos regalos (sí, soy una chica afortunada) el concierto propiamente dicho, que ya sabía yo antes de que empezara que iba a ser un regalazo para mis oídos, y mis dos entradas :D


22:00. Pablo y Los Chicos Listos en el escenario y un buen “golpe de suerte” para empezar la noche. Las canciones se sucedían una tras otras sin que Pablo a penas hablara entre ellas. Pasaron por el escenario Buzz “Aldrin”, “exhibicionistas”, “imitadores de Elvis”, “pequeños gigantes”… aquello era una fiesta :D Y después ¿como no?, "gente feliz", "tic tac", "Dolores club"...


Pablo habla poco pero cae bien sin hablar. No, no, esto no es una tontería, estar encima del escenario es todo un arte (cada día me doy más cuenta de ello) y no sólo las canciones hacen que te vayas con una u otra impresión del concierto. Al menos no para mí.
Yo me he ido contentísima de un concierto de Quique González guardando conmigo todo su genial repertorio, pero también esa especie de timidez y de misterio que le acompañan y que hacen que te vayas con muchas ganas de escuchar más, de saber más de cada canción, de redescubrir canciones suyas que ya conocías, de escucharlas con otros ojos (sí, de escucharlas con otros ojos).
O hay quien nada más pisar el escenario y decir dos palabras ya tiene a todo el mundo de su parte, sonriendo, pendiente de él (Rafa Pons, el mayor ejemplo de meterse a cualquier tipo de público en el bolsillo con solo un hola).
Hay quien cuenta cualquier historieta, cualquier anécdota haciendo al público participe de ella (Luis Ramiro, Marwan).
Hay quien se monta tal fiesta encima del escenario que se contagia a los de bajo.
Hay quien… bueno que hay de todo vaya… que también hay quien se sube suelta una canción tras otra sin mostrar ningún tipo de interés ni siquiera en la canción y se va por donde ha venido, de esos al final no guardas nada, ni siquiera las canciones, ¡¿cómo guardarte tú unas canciones que no parecen gustarle ni al cantante?! (yo de estos he conocido pocos, pero alguno ha habido…)

¡Uf! vaya parrafazo para deciros sólo que Pablo cae bien. Eso os quería decir, que Pablo sin hablar, enseguida cae bien. Cae bien porque tiene cara de buena gente, porque se nota que pone su alma en cada canción, porque las mima, las cuida, porque ¡vaya letras! (qué gran compositor)…

Si tuviera que meterlo en algún grupo (aunque sea imposible clasificar, cada concierto tiene su aquel que le diferencia de otro) le juntaría con Quique González.

Pablo me recuerda un poco a Quique, lo pensé la primera vez que escuché "Golpe de suerte". Esa parte en la que dice "por un rincón pasa su vida/subida en aviones supersónicos" siempre pensé que encajaría perfectamente en alguna canción de Quique. Ambos tienen buenas letras, buenas canciones, tan buenas que no requieren ni presentación. Callados también los dos (Quique más que Pablo), pero agradecidos, humildes. Y con los dos he tenido la misma sensación al salir de sus conciertos, la sensación de que no son solistas, de que forman parte de una banda.

Quique y los Taxi Drivers o la Aristocracia del Barrio o lo que fuera… perfectamente podría ser un grupo. Lo mismo Pablo y los Chicos Listos, son un grupo, no un solista más los demás. Se nota la complicidad que hay encima del escenario entre ellos, el lunes se notaba entre Pablo y sus Chicos Listos (Álvaro, Antón, Richard y Alejandro) y otras veces se lo he notado a Quique con su banda. Y eso, desde abajo del escenario, se agradece mucho.

El Clamores, Pablo tocaba la guitarra girado mirando a Alejandro a la batería o a Richard al piano, o sonreía a Álvaro. A ratos parecía que se habían olvidado de que nosotros estábamos abajo y que ellos estaban solos disfrutando de tocar.
Eso también lo visto en los conciertos de Quique, esa sensación de que está tan metido dentro de una canción que se ha olvidado hasta de que estaba encima de un escenario.

A lo mejor ha sido eso lo que ha hecho que les asocie en mi cabeza, que ambos se echan a un lado y dejan que sean las canciones, y no ellos, las protagonistas.

No sé... no me digáis porqué, pero sí, se me parecen un poco (que también tienen grandes diferencias, pero como siga con el tema no acabo esta entrada nunca jeje). Hoy en un videochat que había en el comercio digital con Pablo Moro se lo he comentado en una pregunta y me ha contestado muy amable, que era la primera vez que le decían que se parecía a Quique González. Y bueno, que a lo mejor es cierto que no se parecen en nada, pero es que una hace unas asociaciones muy raras en la cabeza. En cualquier caso la música ambos me encanta, eso está claro.


Y yo que quería hablar de mi paréntesis del lunes por la noche y al final me he liado… y ¡mira!
En cualquier caso, Pablo lo hizo de maravilla. Fue un concierto muy entretenido. Cambió varias veces de formato, supongo que para que lloviera a gusto de todos: más rockero, menos, acústico, solo él y la guitarra… en fin, que de todos los colores y de todas las formas: un concierto genial, un paréntesis perfecto, un siempre en el jamás.
Seguiremos pendientes de Pablo que tiene mucho que decir todavía :D


P.D.: Y próximamente jeje… el segundo paréntesis de la semana: LUCAS MASCIANO EN CASA AMÉRICA :D

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