jueves, 30 de septiembre de 2010

TETRIS

¿Habéis jugado al Tetris? Sí, seguro que sí, ¿quién no se ha empleado alguna vez en la laboriosa tarea de… colocar esas endemoniadas piececitas? A mí personalmente ¡me encanta el Tetris! Y el caso es que es un juego de lo más simple: colocar sin dejar huecos todas esas piezas que llegan al azar.
Al principio es fácil, en todo ese espacio vacío, cada figurita encuentra su sitio tenga la forma que tenga. Luego la cosa se complica, el borde de arriba de la pantalla se va acercando, las piezas cada vez caen más rápido y cada vez es más difícil encajarlas unas con otras.
Inevitablemente, te vas fijando en esos huecos que se quedan abajo, cada vez más abajo y te das cuenta de que algunos, esos de las primeras líneas, ya no los podrás rellenar. No me gustan nada esos huecos, esos que sabes que demasiado bien te tendrían que ir las cosas para poder llenar.
A veces vas colocando todas las piezas de modo que te dejas un gran hueco alargado, ese hueco está preparado específicamente para una pieza. Dejar ese hueco es todo un riesgo puede que la pieza no llegue nunca y entonces tendrás que rellenarlo con cualquier otra, de cualquier forma y, sin remedio, irás dejando más y más hueco vacío… pero otras veces, cuando menos te lo esperas, aparece esa pieza, la alargada, y... ¡¡pum!! Te quitas cuatro líneas de golpe.
Me gusta colocar las piezas del Tetris, me gusta colocarlas bien y me pongo nerviosa cuando veo que aquello no encaja de ninguna manera y lo quito antes de que en la pantalla ponga el horrible “Game Over”, odio el game over…
Es un juego de lo más curioso porque en realidad no tiene final alguno, es sólo colocar fichas. No avanzas de pantalla, ni tienes que salvar a la Princesa (tanto he jugado al Mario Bross que para mí todos los juegos del mundo acaban si consigues salvar a una princesa ;)… En el Tetris lo peor que puede pasar es que no seas capaz de encajar más piezas y entonces cae un telón, le das a empezar y vuelves a una pantalla vacía como si nada hubiera pasado.


Cada vida se parece un poco a un Tetris gigante con cada uno de nosotros como un gran “colocador” de esas piezas que llegan sin que tú puedas decidir cual quieres y cuando la quieres…
Puedes ordenarlo todo de tal manera que dejes un espacio especial, el hueco alargado, para una pieza-oportunidad que esperas que llegue… puede llegar o puede que no. No hay que olvidar que la suerte juega un papel determinante en el reparto de piezas y que a ti sólo te queda colocarlas lo mejor que puedas.
A medida que la vida avanza cada vez hay más huecos vacíos. Huecos de esos que han ido dejando piezas que ya no encajaban en tu Tetris por más que lo intentaras: gente que se ha ido quedando atrás, propósitos que han quedado en el apartado de “pendientes”, metas que no alcanzaste, pequeños fracasos de piezas que pensaste que encajarían pero no encajaron…
¡cuántos huecos! ¡cada vez más huecos! ¡cada vez las fichas caen más deprisa! ¡cada vez es más difícil colocarlas todas!

La verdad es que siempre se me dio mejor colocar piezas en el Tetris-juego que colocarlas en el Tetris-vida…


"Veo partes de mi vida como piezas de un gran Tetris que nunca encaja muy bien, sólo se entiende al revés"
(La mirada de la gente que conspira, Love of Lesbian)

1 comentario:

  1. Cristina...
    Escribí el relato en agosto, a finales... Sé que quiero, que debo, que me apetece subir más relatos... pero tengo que practicar más... y darle que te pego al verbo. Lo que sucede, y no es una excusa, pues otras veces tardo un mundo en publicar algo en el blog, es que este septiembre ha venido con una huelga general bajo el brazo marchito de las políticas sociales y laborales del gobierno... y bla, bla, bla...
    Y yo, que amén de otros menesteres, estoy en el mundo del sindicalismo... no he tenido casi ni tiempo de respirar alguna palabra...

    Gracias por pasarte.

    Me encanta tu tetris letrado... me encanta te hayas atrevido con algo más sinuoso... Aunque no me gusta ese juego, será porque soy bastante-mucho-muy torpe. O porque mi vida se parece más a un cubo de Rubik con los colores esparcidos por la yema de mis dedos locos.

    Un abrazo, sin game over.

    Mario

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