martes, 3 de noviembre de 2009

EL REY CICLOTÍMICO

Soy ciclotímica... lo sé desde la primera vez (después vinieron muchas, muchísimas más…) que leí este cuento de Jorge Bucay…
El rey ciclotímico
Había una vez un rey muy poderoso que reinaba en un país muy lejano. Era un buen rey, pero tenía un problema era un rey con dos personalidades.
Había días que se levantaba exultante, eufórico, feliz. Ya desde la mañana esos días parecían maravillosos. Los jardines de su palacio parecían más bellos; sus sirvientes, por algún extraño fenómeno, se volvían amables y eficientes. Durante el desayuno, el rey confirmaba que su reino era el fabricante de las mejores harinas, que se cosechaban allí los mejores frutos.
En esos días el rey rebajaba los impuestos, repartía riquezas, concedía favores, legislaba por la paz y por el bienestar de los ancianos. Durante esos días, el rey accedía a todas las peticiones de sus súbditos y amigos.
Sin embargo…, existían también aquellos otros días. Esos eran días negros. Desde la mañana se daba cuenta que hubiera preferido dormir un poco más, cuando se percataba de que era demasiado tarde, el sueño ya lo había abandonado. Por muchos esfuerzos que hiciera no podía comprender porque sus sirvientes estaban de tan mal humor y ni siquiera le atendían bien. El sol le molestaba más que la lluvia. La comida estaba tibia y el café frío. La idea de recibir visitas en su despacho aumentaba su dolor de cabeza.
Durante esos días, el rey pensaba en los compromisos contraídos en otros tiempos y se asustaba al pensar en como cumplirlos.
Esos eran los días en que el rey aumentaba los impuestos, incautaba tierras y apresaba a todos sus opositores.
Temeroso del presente y del futuro, perseguido por los errores del pasado, en esos días legislaba contra su pueblo y la palabra que más utilizaba era “NO”.
Consciente de los problemas que estos cambios de humor le ocasionaban, el rey llamó a todos los sabios, magos y consejeros de su reino a una reunión.
“Señores -les dijo- todos ustedes conocen mis cambios de ánimo. Todos se han beneficiado de mis euforias y han padecido de mis enojos, pero el que más sufre soy yo mismo, porque cada día debo deshacer lo que hice en otro tiempo cuando veía las cosas de otra manera. Necesito, señores, que trabajéis juntos para conseguir el remedio, sea un brebaje o un conjuro, que me impida ser tan absurdamente optimista como para no ser consciente de los riesgos que corro y tan ridículamente pesimista como para oprimir y dañar a los que quiero”
Los sabios aceptaron el reto y durante varias semanas trabajaron en el problema del rey, sin embargo, ninguna alquimia, ningún hechizo, ninguna hierba consiguió encontrar la respuesta al asunto planteado.
Los consejeros se presentaron ante el rey y le confesaron su fracaso. Esa noche, el rey lloró.
Una mañana, un extraño visitante le pidió audiencia. Era un misterioso hombre de tez oscura, vestido con una raída túnica que en algún momento parecía haber sido blanca.
“Majestad -dijo el hombre haciendo una reverencia- en el lugar de donde vengo se habla de tus males y de tu dolor. He venido a traerte el remedio”.
Bajando la cabeza acerco al rey una cajita de cuero, el rey entre sorprendido y esperanzado la abrió y buscó dentro de la caja, lo único que encontró allí era un anillo plateado.
“Gracias -dijo el rey- ¿es un anillo mágico?”
“Ciertamente, lo es -respondió el viajero- pero la magia no actúa solo por llevarlo en el dedo. Todas las mañanas en cuanto te levantes deberás leer la inscripción que lleva el anillo, deberás recordar esas palabras cada vez que mires el anillo en tu dedo”
El rey tomo el anillo y leyó en voz alta:
DEBES SABER QUE ESTO TAMBIÉN PASARÁ.
… y también desde entonces la frase más grande pinchada en el corcho de mi habitación dice: ESTO TAMBIÉN PASARÁ… Es cierto que a veces se me olvida y la tapo con fotos, con entradas de conciertos, con dibujos de mis primos…pero entonces llega un día en que necesito recordarla y hago reordenación del corcho para que nada tape las letras verdes de la que es “mi frase” por excelencia…
Pues como toda ciclotímica que se precie, tengo altibajos continuamente… ya sé, es difícil lidiar conmigo…así es la vida :) pero siempre siempre intento recordarme, esté muuuy contenta o muuuuy triste, que esto también pasará
Ese consejo de Bucay me acompaña allá donde voy y lo tengo presente en cada momento... en los buenos y en los malos…Y así, los ratos amargos son menos amargos al pensar que al final también pasarán… y los ratos felices son más felices porque al recordar que también pasarán los vivo con más intensidad, siendo más consciente de que estoy contenta y de que tengo que disfrutarlos al máximo porque, como todos, pasarán.

Hoy estoy en uno de esos días felices porque sí o felices ¿por qué no?...
Estoy feliz porque se aproxima un viaje/locura del que teníamos muchas ganas y del que habíamos hablado millones de veces pero que parecía lejano que algún día sucediera de verdad…y parece ser que… :)

No sé a lo mejor es solo que hace tiempo que no estaba contenta por nada y hoy ya me tocaba…





ESTO TAMBIÉN PASARÁ

1 comentario:

  1. soy ciclomítica yo también... y hoy también estoy feliz -pese a que llevo unos días de abstinencia sexual, cosa que influye muuucho en mi estado anímico-, no sé por qué, pero hoy me apetece cantar, reir con chistes malos, no sé... Hay que ver, como contrasto con mi otro "yo". ¿No seré bipolar?

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